Blog Viewer

Terremoto en la Ciudad de México

By Cynthia Ramirez posted 12-06-2017 09:51

  

El pasado 19 de septiembre del 2017 los mexicanos despertábamos como cualquier otro día más a realizar nuestras actividades cotidianas, sin embargo, era un día que desde hacía 32 años no pasaba desapercibido. La mayoría de nosotros recordábamos aquel 19 de septiembre de 1985, como uno de los días más difíciles vividos como nación, nuestro país había sufrido un Terremoto que dejó muerte y devastación. Un día que siempre llevaremos en la mente.

Esa mañana mi esposo antes de salir de casa me recordó que ese día como cada año habría el simulacro con el que México solía recordar aquella fecha. Me pidió que no me fuera a espantar si escuchaba el sonido de la alarma sísmica, pues ésta sonaría cuando el simulacro diera inició.

Minutos después de haber terminado el simulacro, salí de casa para dirigirme a una cita de trabajo en el centro de la ciudad, ese día tomé una ruta diferente a la habitual. Aborde el metro de la ciudad, por la hora que era el vagón no se encontraba saturado, sin embargo, iba de pie.

Me alistaba para bajar en la siguiente estación cuando de pronto el convoy se frenó de manera abrupta, de inmediato las luces se apagaron y empezó un fuerte movimiento, algo que nunca había sentido. El vagón se mecía muy fuerte, entre la oscuridad me percate que el convoy del lado contrario se encontraba en las mismas condiciones.

Poco a poco el movimiento paro, al mismo tiempo los pasajeros sacábamos nuestros teléfonos celulares para poder alumbrar y entender un poco que estaba sucediendo, pues ya habían transcurrido varios minutos y la luz no volvía y menos avanzaba el tren.

Al no haber energía eléctrica no había aire acondicionado, recuerdo que se empezó a sentir bastante calor y entre nosotros comenzamos a sospechar que algo grave estaba ocurriendo pues no era normal pasar tanto tiempo en esas condiciones. Entre desconocidos empezamos a intercambiar palabras, tal vez para tratar de darnos tranquilidad entre nosotros.

Comenzaron los murmullos que decían que parecía que había temblado, traté de ponerme en contacto con mi esposo para saber qué había sucedido, pero fue inútil la señal se perdió.

Minutos después las luces del vagón se encendieron y el tren avanzo, cuando llegó a la siguiente estación baje desesperada, sabía que las cosas estaban mal. Subí las escaleras corriendo, necesitaba entender que estaba sucediendo.

Al salir a la calle sólo pude observar bastante gente en las avenidas, se percibía un ambiente de angustia y de confusión. Trate de comunicarme nuevamente con mi familia, pero fue inútil.

Me dirigí al lugar donde se llevaría a cabo la cita de trabajo, al llegar el personal también estaba angustiado, al mismo tiempo contaban su experiencia y a lo lejos se escuchaban las noticias que confirmaban mis sospechas de que sí había ocurrido un fuerte sismo, un terremoto. Sí otra vez un 19 de septiembre.

Al paso del tiempo en el noticiario reportaban la caída de varias construcciones en diferentes zonas de la ciudad y mostraban lo grave de la situación. Al percatarnos de lo que estaba ocurriendo decidimos concluir nuestra reunión.

Mi jefa y yo salimos a la calle, pero era imposible transitar pues toda la gente se encontraba en las avenidas por el temor de regresar a sus casas o a sus oficinas por lo fuerte que había sido el sismo y porque poco a poco todos nos dábamos cuenta de que otra vez un 19 de septiembre nos había sorprendido de manera brutal.

Estando en medio del tráfico el auto se averió, como fue posible y con mucho esfuerzo logramos llegar hasta un hotel para tratar de dejarlo estacionado, pues por todo lo que estaba ocurriendo era imposible encontrar ayuda.

Las horas transcurrían y el sonido de las sirenas del cuerpo de emergencia sonaban por toda la ciudad, todo estaba desquiciado, en algunas partes no había transporte, la gente caminaba tratando de regresar a sus casas.

Después de una larga espera logramos conseguir un taxi que nos llevaría a la colonia Condesa, al llegar ahí confirmamos lo que desgraciadamente se había escuchado durante la tarde. Había edificios derrumbados y debajo de los escombros gente atrapada.

Poco a poco las calles se llenaban de voluntarios, sí personas que llegaban a las zonas de emergencia para ayudar a quitar piedras y varillas que se encontraban apiladas. Había filas de ciudadanos que pasaban mano a mano botes llenos de escombro para tratar de liberar a aquellos seres humanos que estaban atrapados.

La gente de casas y restaurantes que no habían sufrido daños apoyaba con alimentos para voluntarios y rescatistas.

Más tarde por fin logre comunicarme con mi familia, afortunadamente todos estaban bien.

Sólo me percataba que de nuevo un 19 de septiembre nos había sacudido, pero también nos había sacudido la fuerza y la solidaridad que hay en mi país.


#LatinAmerica
0 comments
14 views

Permalink